miércoles, 30 de octubre de 2019

La oratoria: La retórica

Si bien la oratoria comprende el arte de hablar con elocuencia, para lograrlo, esta depende del conocimiento de normas y estrategias, necesarias para alcanzar una capacidad verbal más allá del promedio.

Es aquí donde interviene la retórica, la cual, está integrada por un conjunto técnicas y métodos que permiten a una persona conducirse verbalmente de forma efectiva con el propósito de persuadir al oyente y generar en él, un punto de vista favorable a sus ideas. 

Oratoria

Origen de la retórica

Puede decirse que la retórica comenzó a gestarse con la aparición de los sofistas, de los cuales, exponentes como Gorgias, Antífono, Trasímaco, Protágoras, Hipias, no tuvieron la intención de dotar de objetividad sus ideas, sino simplemente expresarlas.

Fue así como la labor de los sofistas se centró en implantar en el hombre una formación oratoria, a fin de otorgarle a este la preparación necesaria para participar en los asuntos de la ciudad. 

Sin embargo, los principios de la retórica generaron conflicto dentro de la comunidad de filósofos, quienes consideraban que esta debía subordinarse a la filosofía, no al contrario. 

En este sentido, si bien Platón confiaba en la retórica como un recurso útil para regir la ciudad, para él, la filosofía representaba una ciencia que trascendía más allá de normas y técnicas para alcanzar el «bien decir». 

Para Platón la filosofía permitía obtener un estado de sabiduría riguroso donde la búsqueda de la verdad absoluta constituía la principal premisa, cuya esencia no podía ser perturbada con manipulación retórica. 

Otros (como Aristóteles) consideraban a la retórica como un arte que favorecía el desarrollo de la refutación y la confirmación. 

Gracias a sus esfuerzos por clasificar los elementos presentes en la retórica, a Aristóteles se le otorgó el crédito de haber sido el primero en dotar de estructura a este arte, dividiendo su discurso en exordio, construcción, refutación y epílogo. 

Con la llegada de la Edad Media, a partir del siglo IX, la retórica fue usada para clasificar el Trívium de las artes liberales, permaneciendo así durante un largo período. 

Sin embargo, su contenido no estaba compuesto íntegramente de una naturaleza literaria, ya que, podía ser aplicada a todas las ciencias, siempre que estas fuesen tomadas en cuenta como elemento de opinión. 

Cambios de la retórica

Luego de haber tenido una posición privilegiada dentro de las artes liberales, el papel de la retórica cambiaría a partir del siglo XII, producto de la influencia ejercida por varios educadores y filósofos.

Posteriormente, en obras como el Didascalion de Hugo de San Víctor la retórica se presenta, en conjunto con la dialéctica, como uno de los elementos de la lógica dissertiva. 

Durante el auge del período renacentista, el aspecto literario de la retórica adquirió gran notoriedad, aunque sin prescindir de los elementos filosóficos. 

En el siglo XVIII el filósofo escocés George Campbell recurrió al uso de la retórica como instrumento para llevar a cabo la investigación filosófica en diferentes temas, como el chiste, la risa, el humor, el ridículo, entre otros. 

Es así como el trabajo de Campbell fue uno de los últimos donde se produjo una relación directa entre la filosofía y la retórica, ya que, con el paso del tiempo, estas pasarían a ser tomadas en cuenta como disciplinas completamente diferentes en sus conceptos y nociones. 

Elementos de la retórica presentes en el discurso

Al momento de desarrollar un discurso retórico, sin importar que este sea de carácter literario o pragmático, es necesario aplicar el mismo procedimiento establecido desde los tiempos de Gorgias. Este procedimiento consta de 5 fases: Inventio (Invención), Dispositio (Ordenamiento), Elocutio (Ornato), Actio (Acción) y Mneme (Memoria), de los cuales los 3 primeros son esenciales, mientras que el resto tienen connotación pragmática.

Inventio

Este hace referencia a las palabras que serán usadas para explicar los argumentos inherentes al tema, estructurándolas de acuerdo a los siguientes aspectos:

- Definición: Categoría y enfoques. 
- División: Tema y derivados, todo y partes. 
- Comparación: Diferencias y semejanzas, así como grado. 
- Relaciones: Puntos de contrariedad y contradicciones, origen y consecuencias, causa y efecto. 
- Circunstancias: Probabilidad e imposibilidades, hechos pasados y futuros. 
- Testimonios: Hechos sobrenaturales, precedentes, leyes, documentos, rumores, máximas y proverbios, testigos, autoridades. 
- Motivaciones: En el género epidíctico, lo virtuoso o noble y lo vicioso o bajo; en el género judicial, lo justo e injusto; en el deliberativo, las ventajas y desventajas, así como lo bueno y lo malo. 

Dispositio

En esta etapa se hace referencia al orden en el cual son presentados los episodios del discurso, así como la manera en la cual estos serán articulados de acuerdo a su eficacia. Por lo general, dentro de la dispositio el discurso se articula en 4 partes: 

- El exordio, donde se genera la captatio benevolentiae, es decir, el interés o afecto del público tras ser presentada la introducción del discurso. 
- La narratio, en la cual se lleva a cabo la exposición de uno o más temas previstos. 
- La confirmatio, usada para dotar de valoración a los argumentos. 
- La peroratio que marca el final del discurso dirigiéndose al auditorio para el objetivo previsto. 

Elocutio

Este recurso es usado para adornar el lenguaje con el propósito de captar el interés del auditorio, apelando a ejemplos que contribuyan a orientar una determinada opinión a favor. Para lograr este resultado, es necesario tener en cuenta el lenguaje empleado durante la exposición, ya que, alcanzar una expresión apropiada requerirá del dominio de un conjunto de recursos por parte del orador.

Actio

Este recurso es usado para aplicar de forma adecuada diferentes entonaciones sobre las palabras expresadas en el discurso, así como las expresiones corporales a usar a lo largo de este y la apariencia que deberá proyectarse para generar la impresión deseada en el auditorio. 

Mneme

Este permite al orador establecer en un orden especifico, los distintos elementos presentes en su discurso. 

Figuras retóricas

Estas comprenden diversos modos de expresión que atribuyen al discurso un aspecto singular, condicionado por el propósito del mismo. Se dividen en dos categorías: las figuras de dicción o metaplasmos y las figuras de construcción.

Figuras de dicción

Están compuestas por elementos que hacen posible la alteración de la composición estructural de los vocablos, tales como la excepción y la adición o transposición de sus palabras. 

Figuras de construcción

Estas hacen referencia a los diferentes modos de disposición sintáctica que permiten romper los convencionalismos presentes en las formas regulares de las palabras usadas en el discurso.

Junto con estas, el tropos constituye otra manera en la cual se puede llevar a cabo la alteración de las palabras, atribuyéndoles a estas un sentido distinto al usado naturalmente, pero sin prescindir por completo del significado original.

Fuentes 

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