sábado, 12 de enero de 2019

La leyenda de la autodestrucción (El monje negro de Anton Chéjov)

Cuando el genial narrador ruso Anton Chéjov (1860-1904) escribió el cuento El monje negro (1894), no solo se encontraba en su etapa más fructífera, sino también más evolucionada. Ya había dejado atrás las sátiras de la sociedad burguesa de su país, y se encontraba con obras más elaboradas y serias. Personalmente debo confesar que es uno de mis cuentos favoritos y, para mi maravilla, es uno de sus trabajos más sencillos de leer pero más difícil de interpretar. Veamos por qué.

Destaquemos que es un relato breve de nueve pequeños capítulos. Los personajes centrales en este drama serán Kovrin, un profesor universitario; Igor Semyonitch, un granjero y su hija, Tanya. Debido a su intenso trabajo, Kovrin visita al médico, quien le recomienda el campo por un tiempo. Como es de imaginarse, acude a lo de su antiguo tutor, Igor, y su estadía en la casa granjera es tan complaciente que cree enamorarse de Tanya. La situación se acompleja cuando, supuesta mente mediante una vieja leyenda que escucho sobre un monje negro que aparece cada mil años en un sitio prefijado por el azar, Kovrin llega a ver esta figura, quien le asegura que su presencia en la tierra, y en ese momento, adelanta a la humanidad perfecta y que él no sigue al rebaño. El monje negro es la personificación del ego de Kovrin. Cuando este cede a la realidad, es llevado a un tratamiento donde su espíritu inquieto es llevado a la inactividad. Ese hecho planteado logra que Kovrin se aleje de los granjeros (ya se había casado con Tanya). A esta historia le falta nada mas que concluir de manera estrepitosa.

Si bien los personajes y la atmósfera que los embarga es compleja, no dista mucho el tiempo para adquirirles cariño. El maestro del relato con final abierto nos asombra con esta joya de la literatura rusa. Y, por qué no decirlo, internacional.


Escrito por: Yamil Artigas

No hay comentarios. :